domingo, 31 de enero de 2021

Salta la Linda

Los muy frecuentes paros y huelgas que hay en la Argentina nos impidieron disfrutar plenamente de esta bella ciudad. Tampoco es para quejarse, pues tuvimos la oportunidad de estar casi un día y medio más en Tucumán, que es también un bello destino. Eso seguro nos obliga a volver alguna vez a Salta, una señorial ciudad del norte argentino, ya en las estribaciones andinas.

Creo que el poco tiempo que tuvimos en la ciudad fue bien aprovechado. Una noche y un día entero. Nos quedamos con mucho por descubrir, pero lo que vimos y disfrutamos nos encantó. La primera y mejor decisión fue alojarnos en Las Tulmas, un cálido y acogedor apart hotel en pleno centro de la ciudad, en la peatonal Florida, lo que simplificó todos los traslados en la ciudad. No es lujoso, pero es perfecto para una estadía confortable.

Llegamos casi de noche a la ciudad, lo que nos permitió caminar un poco por Florida, rumbo a la plaza 9 de Julio, para luego ir a cenar en el Charrúa, en el Paseo Güemes. Dimos una mirada rápida nocturna al centro de la ciudad, en ida y vuelta a pie, en un clima fresco y agradable, con un lindo entorno urbano. Mención aparte para el Charrúa, seguro con un tipo de cambio desfavorable no pisábamos un local así, pero la crisis económica argentina nos hacía, en ese momento, acceder a locales usualmente por encima de nuestro presupuesto. Sabor delicioso, notable, con un servicio de lujo.

El segundo día en Salta solo lo usamos para salir a Jujuy y volver a cenar y dormir. La administradora nos recomendó un restaurante en las cercanías del centro. Si mal no recuerdo, la Casona del Molino, pero al llegar la cola de espera era interminable y decidimos no hacerla. Fuimos a algún restaurante por la Plaza Güemes, que recuerdo estuvo bueno. De hecho, todos los lugares donde comimos o paramos por un café en Salta estuvieron de primera.

Hay mucho para ver o hacer en Salta. Es realmente una ciudad fascinante, con muchos atractivos. Creo hay cuatro atracciones que son ineludibles de disfrutar, felizmente pudimos hacerlo en el poco tiempo disponible.

La Plaza 9 de Julio, hermosa en sí misma y con un entorno que la engalana, varios edificios monumentales de hermosa factura, entre ellos la Catedral y el Cabildo. Sobre la misma plaza, una visita ineludible es el Museo de Alta Montaña, que acoge a tres niños momificados, sacrificados por los incas (alguna vez escuché decir a un payaso chauvinista cuzqueño que no eran sacrificios humanos, sino que estaban de “paseo por la montaña”, pero ese es otro tema). Una visita sobrecogedora por el perfecto estado de conservación de las momias.

El Parque San Martín y el Cerro San Bernardo son otras dos visitas ineludibles. El primero, una gran área verde, con una laguna para pasear en botes pedalones, el segundo el mirador natural de la ciudad, que permite apreciarla en su monumental belleza, así como su entorno rural.

Caminar por las callecitas de Salta es muy interesante. Tanto la peatonal Florida como la Caseros, que llega hasta el hermoso templo de San Bernardo, son muy bonitas por la monumentalidad de sus edificios, que de hecho destacan en toda el área urbana. Caminar por las avenidas Bicentenario y Mariscal Güemes también es muy agradable. Por cierto, si se está en Salta un sábado, es ineludible visitar la feria dominical de la Plaza de Güemes, con muchísimas, pero muchísimas artesanías y productos tradicionales interesantes a precios increíbles.


Sin lugar a dudas Salta es una hermosa ciudad. Por lo que pude saber, con un entorno natural muy bello, que lamentablemente las infinitas huelgas argentinas nos impidieron conocer.

domingo, 24 de enero de 2021

Los hoteles que me han encantado

Hay hoteles que seducen y hechizan. No necesariamente por su lujo o confort, sino por ese “algo” que los hacen distintos, acogedores, entrañables. He tenido la suerte de hospedarme en muchos hoteles distintos, sólo un par de veces en 5 estrellas y algunas muy pocas en 4 estrellas, casi siempre en hoteles de categoría media o baja.

A los hoteles voy usualmente sólo para dormir. Prefiero aprovechar el tiempo conociendo el destino. Y, cuando viajo de trabajo, igual, aprovechar el tiempo libre descubriendo lugares.  Hace unos días conversaba con mi hija sobre un albergue donde nos hospedamos en Salamina – Colombia, el Casa Carola, empiezo con este encantador hotel, que lamentablemente ahora se encuentra cerrado.

·         Casa Carola – Salamina - Colomboa, (está era la web: https://casacarolasalamina.wixsite.com/casacarola/casacarola-bb), vi un documental sobre Salamina y decidí ir hace unos años. El Casa Carola, era, en ese momento, uno de los hoteles mejor rankeados del pueblo y lo elegí, en parte porque el precio era bastante más bajo que las alternativas similares. El hotel era una antigua casa hacienda de migrantes paisas a Salamina. El ambiente se mantenía tal cual, los muebles igual. El propietario era un arquitecto de la cuarta generación de la familia propietaria, que había decidido rehabilitarlo. En un destino hermoso como Salamina, este hotel pequeño y acogedor ofrecía la posibilidad de disfrutar unos días al estilo de los antiguos colonizadores. Mención aparte al desayuno, notable, perfecto, variado y en el comedor principal de la antigua casona.

·         Casa Azul – Puerto Varas - Chile. (http://www.casaazul.net/home-es/) un albergue básico para backpackers. Fue nuestro tercer viaje fuera de Perú, con nuestro presupuesto ajustado. Sabíamos que Chile era un país caro y el sur del país aún más. En una ciudad de ensueño como Puerto Varas, encontré este albergue económico. Habitación pequeña, con baño mínimo, pero en una vivienda tan distinta a las peruanas que nos encantó. Cama cómoda y habitación abrigadora con la calefacción tradicional de la ciudad. Seguro no es un hospedaje de super lujo, en una ciudad donde la oferta hotelera es notable, cumplió perfectamente su función y nos hizo vivir una experiencia distinta por unos pocos días.

·         Hyatt Regency – Boston – USA. (https://www.hyatt.com/es-ES/hotel/massachusetts/hyatt-regency-boston/bosto) habíamos estado unos días en un hotel casi “capsula” en NY y otros en un hospedaje AirBNB en Philadelphia, decidí cambiar de estilo en nuestra estadía en Boston. Encontré una “oferta” en este hotel, pagando casi lo mismo que por el alojamiento en NY y me llevé una sorpresa impresionante. Una habitación inmensa, quizás la más grande en la que haya estado alguna vez, sólo el baño era más grande que muchas habitaciones en las que me he hospedado. Las vistas perfectas hacia la bahía. La ubicación ideal, en medio de todo. Nos sentimos, por unos días, viajeros elegantes y sofisticados. Seguro uno de los mejores hoteles donde me he quedado, una experiencia perfecta y de lujo para nosotros.

·         Hotel Sonesta – Cartagena – Colombia. (https://www.sonesta.com/es/co/bol%C3%ADvar/cartagena/sonesta-hotel-cartagena). Con niños aún pequeños, fue una excelente decisión. Si bien está algo lejos de la ciudad, tiene acceso directo a la playa, en una zona tranquila casi sin público (al menos cuando estuvimos), tres enormes piscinas, habitación perfecta para todos, desayuno buffet súper completo. Lo encontré en una oferta de temporada y la relación costo beneficio fue óptima. Desde entonces hemos vuelto un par de veces más por Cartagena pero ya no he encontrado un precio que pueda pagar. Fue una gran oportunidad poder hospedarnos en este hotel, cómodo, lujoso, confortable, perfecto.

Hotel Puerto Mirador – Moyobamba – Perú (http://www.hotelpuertomirador.pe/), fui hace ya demasiados años. Las dos veces que me hospedado luego en Moyobamba ha estado fuera de la tarifa que puedo pagar cuando viajo por trabajo. Si bien no es hotel de lujo, y en aquellos años cuando viajé requería una modernización, que entiendo se ha hecho, era confortable y perfecto para relajarse. Las vistas de las montañas y del valle del Río Mayo son invaluables. Creo que es uno de los pocos hoteles donde si preferiría pasar el tiempo en la terraza o la piscina, disfrutando del hermoso entorno natural. 

jueves, 7 de enero de 2021

¿Cómo elegí dónde viajar?

Durante varios años, por trabajo, realicé muchos, pero muchos, viajes internos en Perú. Eso me dio la posibilidad de tener las millas necesarias para realizar dos viajes en Sudamérica o uno hacia Norteamérica. En aquellos años, no tenía visa para EEUU y no tenía ganas de volver a México (donde había ido una vez por trabajo, mi primer viaje laboral fuera). Teniendo las millas con fecha próxima de vencimiento, me tocaba viajar o perderlas. Tuve que elegir dónde ir.

Los motivos de mis dos primeros viajes turísticos fuera de Perú fueron muy claros. El primer país que visité fue Colombia. La razón fue simple, quería, en un solo viaje, pasear en Metro (ya lo había hecho en el DF) y en un sistema de buses BRT. Bogotá tenía el BRT, Medellín, el Metro más el Metrocable. La decisión fue muy rápida.

Me quedaba por elegir el segundo destino. Podía ser cualquier otro país de América del Sur. Tras explorar opciones, decidí por Argentina y Uruguay. En un solo viaje podía conocer dos países en pocos días, además, aún funcionaba en Buenos Aires la Línea A del Metro con coches La Brugeoise, tenía que disfrutarlos antes que los saquen de circulación. Desde BBAA iríamos en ferry (otro medio de transporte nuevo para mí) a Colonia, de allí a Montevideo, desde allí a Córdoba, para luego retornar a BBAA con escala en Rosario. Un periplo duro, pero intenso y feliz.

En Bogotá empecé a explorar los mapas de la ciudad y de su sistema BRT. Pase muchas horas evaluando opciones y precios de hoteles. Finalmente, decidí hospedarme en un hotel en Chapinero, a pocas cuadras de una de las líneas del BRT, a medio camino entre el centro de la ciudad y el barrio norte. Sólo tomamos los taxis al y desde el aeropuerto. Todos los demás traslados los hicimos en el BRT.

En Medellín igual, elegí un hotel muy cercano a una estación del Metro y desde allí, utilizando las 2 líneas de Metro y las del Metrocable, nos movilizamos por toda la ciudad. La ida y vuelta al aeropuerto en el bus de transfer. Todo muy sencillo, a pesar de nuestra inexperiencia como viajeros.

Quizás mi elección más extraña de un destino haya sido Philadelphia, fui a esta ciudad norteamericana porque Streets of Philadelphia es una de mis canciones favoritas y quería estar en las calles de Philadelphia, sentirme dentro de la canción. Elegí Chicago antes que Nueva York porque siempre soñé con conocer la Torre Sears (antes que el Empire State por ejemplo). Además, indagando, me parecía más sencillo usar el Metro en Chicago que en Nueva York (de hecho, fue así) y utilizar por primera vez Amtrak hacía dos destinos próximos; Milwaukee y Springfield.

Siempre que puedo o estoy en modo depre me la paso planeando destinos y rutas. El escenario ideal es que existan trenes, urbanos, de cercanías o de media distancia (será por eso que EEUU es mi destino favorito). Tengo prediseñados tres viajes en tren por EEUU, si hay un Amtraklover ese soy yo. Y, por cierto, a pesar de haber estado varias veces en Buenos Aires, en una ciudad con tanto pero tanto que ver y hacer, aún no he conocido la estación Constitución ni utilizado los trenes de cercanías, salvo el que va a Tigre.

Bogotá – Ciudad de Museos

Aprovechando las pocas horas disponibles que estuve en Bogotá, pude visitar cuatro museos. Visitas rápidas, de lego, el tiempo era corto y l...