domingo, 27 de septiembre de 2020

Bogotá

He tenido la suerte de visitar Bogotá cuatro veces. Aunque una de ellas sólo de paso en camino hacia la zona rural al norte. Lo poco que conozco de la ciudad me resultó muy atractivo. Lo que es terrible en ella es el tráfico, que espero alguna vez tenga solución. Si para quien llega unos pocos días resulta apabullante, vivir en ella debe ser absolutamente estresante. Fuera del tráfico, un turista puede pasarla razonablemente bien desplazándose a pie o utilizando el Transmilenio en horas que no sean punta.

Quizás al mayor atractivo de la ciudad, sea el Santuario de Monserrate, ubicado en un cerro colindante con el centro de Bogotá. Es muy fácil llegar si uno está hospedado en el centro o su periferia, pudiendo subir en funicular y bajar en teleférico o viceversa. El lugar es muy bonito, siempre lleno, pero igualmente agradable, con excelentes vistas de la ciudad y mucho, pero mucho verde en el entorno.

Los barrios de La Candelaria y el centro de Bogotá, son igualmente muy atractivos, con edificios monumentales de gran belleza y la posibilidad de recorrerlo a pie. Caminando por la Carrera 7 se puede acceder a diversos atractivos de la ciudad, y a muchos restaurantes interesantes de excelente sabor. La Plaza de Bolívar, donde se encuentran los Palacios de gobierno y legislativo es preciosa, en su entorno hay múltiples edificios públicos monumentales. Un perfecto recorrido a pie.

La Iglesia de San Francisco en la esquina con Jiménez de Quesada es sumamente bella, a pocos pasos se encuentra el Museo del Oro, que dicen es una visita ineludible, pero aún tengo pendiente. Por Jiménez de Quesada se puede llegar a los accesos al Santuario de Monserrate y en dicha zona hay muchos lugares para comer o tomar algo. En esta misma avenida hay una enorme estación del Transmilenio con muchos enlaces hacia otras zonas de la ciudad.



La zona rosa, en el barrio norte es el lugar moderno de diversión, con los mejores restaurantes, hoteles y vida nocturna. Pero, en lo personal, me resultó más atractivo el barrio de Usaquen, que salvando las distancias es como el Barranco limeño en Bogotá. En Usaquen descubrí excelentes bares en zona bohemia pero tranquila. Definitivamente cara, pero bien que vale la pena.

Si bien Bogotá en si es un interesante destino, tiene la posibilidad que a poca distancia hay pequeños pueblos y ciudades hermosas y fascinantes, desde Zipaquira hasta Tunja, y como dejar de mencionar la Villa de Leyva, uno de los pueblos más hermosos que he visitado. Creo que cualquier visita a Bogotá debe incorporar unos días para recorrer sus destinos cercanos, donde se puede disfrutar de hermosos paisajes y la amabilidad colombiana.

Si uno va con niños, el Parque Jaime Duque en Tocancipá es ineludible. Perfecto para una tarde completa con los niños. No será Disney pero es suficiente para una tarde agradable y familiar. En el camino hay muchos pequeños pueblos que son muy atractivos. Cuando fuimos, seguimos la ruta que pasaba por Sopo, que es un encantador pequeño pueblo.

domingo, 20 de septiembre de 2020

San Miguel de Tucumán

San Miguel de Tucumán es una bella ciudad del centro – norte de la Argentina. Su centro histórico y sus zonas modernas son muy atractivas. En la zona central de la ciudad hay muchos edificios de mucho valor arquitectónico, especialmente alrededor de la Plaza de la Independencia. Tuvimos la “mala suerte” de llegar a la ciudad en medio de un paro general de 2 días, que se juntó con el día del trabajo, pero igual, fue una grata experiencia. Pensamos estar en ella 3 días y dos noches y al final la huelga nos obligó a quedarnos 3 noches, lo que tampoco fue algo malo pues la ciudad vale la pena, aunque nos quitó tiempo en Salta, donde seguro tendremos que volver.

Las primeras dos noches nos hospedamos en un departamento en la calle Polonia, a pocos metros de las Av. Mate de Luna, el eje principal de la ciudad. Lo conseguimos en Booking, estuvo perfecto, con todo lo necesario para una estadía cómoda en una zona cerca de todo. La última noche, cuando cancelaron nuestro bus de retorno a Salta, tuvimos que dormir en el Hotel Carlos V, mucho más caro, pero súper cómodo, en pleno centro de la ciudad. En ambos lugares estuvimos bien.

Tucumán bien amerita una visita turística. Pudimos conocer un poco de la ciudad y sus alrededores. De hecho, su centro es muy bonito, destacando la Plaza Independencia y su entorno. La Casa Histórica de la Independencia, a pocos pasos del centro es muy interesante y creo una visita obligada para quien disfrute conocer de la historia de los destinos turísticos que visita.

La zona del Parque Urquiza y la Av. Sarmiento me trasladó a otras épocas, de una Argentina señorial, de gran riqueza, hermosas mansiones y grandes y elegantes edificios públicos. Caminar por Tucumán permite vivir diferentes etapas de la historia Argentina en pocas cuadras, se pasa rápidamente de una zona de mansiones señoriales a un espacio deteriorado incluso a una villa donde hasta se tiene un cierto miedo al andar. Definitivamente me resultó muy interesante conocer la ciudad, visitarla es un curso de historia económica.

El inmenso parque 9 de julio es muy interesante. Con interesantes monumentos y cafés al interior, pero también con drogadictos y personas de la calle caminando por allí. Creo es perfecto para recorrerlo a plena luz del día, aunque sentiría mucho temor en la noche, como en cualquier parque de cualquier ciudad de américa latina.

Comimos muy bien en Tucumán. En restaurantes y cafés, se come sabroso a buen precio. Recuerdo especialmente El Aljibe, un local cerca a la Plaza principal, con comida típica sabrosa, una linda ambientación, servicio amable y en general, una excelente experiencia. Más argentino, o menos de Tucumán, La Pizzada, en plena plaza principal, también un sitio de comida variada, buen servicio y gran sabor.

Entiendo hay muchos atractivos alrededor de Tucumán, por tiempo no pudimos visitar mucho, salvo el Parque San Javier (hermoso, por cierto). Cómo destino, Tucumán es un gran lugar. Ojalá el destino alguna vez me lleve nuevamente por esta ciudad. Olvidaba, el Museo Miguel Lillo, también un lugar interesante para visitar. Como siempre, muy poco tiempo en un lugar con muchos atractivos.



domingo, 13 de septiembre de 2020

Posadas, provincia de Misiones Argentina

He estado en Posadas 4 veces. Es una bella ciudad. De hecho, no diría que es un gran destino turístico, pero si es agradable y entiendo muchos la utilizan como base para ir hacia las cataratas del Iguazú, yendo desde el lado argentino.

Posadas en una ciudad moderna. Con grandes edificios y una muy buena infraestructura hotelera. Me he hospedado en dos hoteles céntricos, el Hotel Posadas y el Hotel Continental, ambos realmente muy buenos, por el tipo de cambio favorable a un excelente precio.

Posadas es una ciudad fronteriza, queda frente a Encarnación en Paraguay, separadas por el río Paraná, ambas ciudades conectadas por el puente internacional, que tiene también un tren que va y viene de lunes a viernes. El contraste entre ambas es notable. Encarnación es una ciudad más apacible y residencial, Posadas más cosmopolita y moderna. Sin embargo, ambas me resultan agradables.

He conocido muy poco del área metropolitana de la ciudad, pero creo que sí lo más importante (desde una perspectiva turística), el centro y la zona de malecón junto al río. De calles y avenidas amplias, todas ellas arboladas, con un intolerable calor en verano, que se prolonga casi todo el año, con bellas residencias de una época mejor, un excelente sistema de transporte público y algunos edificios realmente interesantes, alrededor de la Plaza 9 de julio.

He intentado, en cada visita a Posadas, visitar sus museos y casi siempre los he encontrado cerrados. Sólo he podido ingresar a dos de los mismos: El museo Juan Yaparí, con muestras artísticas itinerantes. Cuando fui, de artistas locales. Interesante, lo mejor, la amabilidad de los encargados, que se sorprendieron mucho de la presencia de un peruano. También pude visitar el museo histórico Aníbal Cambas, que tiene una muy buena infraestructura y una muestra que permite tener una idea clara del devenir histórico de la Provincia.

He comido muy muy rico en Posadas. Con larga distancia, donde más rico he comido ha sido en La Querencia, uno de los locales tradicionales de la ciudad, sobre la Plaza 9 de julio. Recuerdo la morcilla y los chorizos y se me hace agua la boca. Un local tradicional, antiguo, clásico. Sin dudarlo, volveré. He comido también sabroso en el Café Vitrage y el Bar Español. He disfrutado un agradable café en el Café Martínez, un clásico argentino. Sin embargo, tengo un entrañable recuerdo de los panchos El Rayo, en la Calle Bolivar, que es el eje de la ciudad, deliciosos, contundentes, baratos, una satisfacción plena a un precio increíble.

                             

Por el tipo de cambio, se puede encontrar ropa y calzado a buenos precios. Sólo hay que tener paciencia y sobre todo, soportar el inclemente calor que hay casi todo el año.


La costanera, sobre el río Paraná tiene hermosas vistas, permite apreciar tanto el río como Encarnación en Paraguay. Sobre ella, es especialmente interesante el Monumento al Comandante Andresito, aunque se puede caminar muy cómodamente por muy largos tramos, o incluso correr, si se tiene los implementos adecuados.


sábado, 5 de septiembre de 2020

Aguaytía

Hace casi 20 años estuve por primera vez en Aguaytía. En un viaje de trabajo que incluyó un largo periplo por la selva. Volví algunos años después, también en un muy largo viaje de trabajo por la amazonia peruana. Pasaron más de 10 años hasta que volví nuevamente y desde entonces he regresado unas dos o tres veces más.

Muchas cosas han cambiado desde mi primera visita. La ciudad ha mejorado mucho, las opciones de alojamiento y alimentación se han superado notablemente. La llegada es mucho más simple, desde Tingo María o Pucallpa, a las que se puede llegar por vía aérea y desde allí por tierra hasta Aguaytía. La ruta más simple es desde Pucallpa, en una vía casi absolutamente plana, pero sin mayor interés. Desde Tingo María, la ruta es más abrupta y sinuosa, pero largamente más interesante, con paisajes muy hermosos, que incluyen la famosa catarata Velo de la Novia.

Cuando llegué la primera y segunda vez, el albergue era casi un cuchitril, con baño común, la habitación tenía poco más de 2 metros de largo por 1.5 metros de ancho, entraba solo una cama pequeña y en el suelo la maleta. Era joven y no me importó. Las últimas veces que he ido, hotel con aire acondicionado, habitaciones hasta suntuosas con cable y enorme televisión de pantalla plana.

Si bien la ciudad no ha crecido mucho, el más fácil acceso ha permitido un importante dinamismo en los servicios. Se come deliciosa comida amazónica, con sabrosos juanes, a un precio muy económico. Ya hay restaurantes turísticos, con excelentes precios y una propuesta interesante y sabrosa.

El río Aguaytía, que corre junto a la ciudad tiene hermosas vistas y permite el acceso a los pueblos cercanos. El malecón junto al río es perfecto para unas cervezas al terminar la tarde y empezar la noche. Desde el malecón se puede apreciar, el suave avanzar de los pequepeques, y sentir una ligera brisa que refresca en algo el infernal calor de la ciudad. Si algo no ha cambiado es eso, el brutal y apabullante calor que uno puede sentir en Aguaytía.

Seguro Aguaytía no es un destino turístico por sí misma, pero en un recorrido “auténtico” por la amazonia, sí que vale la pena para hacer un alto, disfrutar su comida y la amabilidad de sus pobladores.  Desde Aguaytía hay diferentes transportistas que hacen el servicio de tour a las Catarata de Velo de la Novia, que es un lugar muy bonito e interesante.

En la zona hay varias cooperativas, de palmicultores y sembradores de cacao, creo que el eco turismo es una veta de negocio aún no explotado. Si bien siempre he ido por trabajo y no he podido pasear por el río, imagino que un recorrido en peque peque puede ser igualmente muy interesante. Lo he hecho en el VRAE, entre Ayacucho y Cuzco, pero lo tengo pendiente en el Aguaytía.

No puedo recomendar un restaurante en especial, pero si puedo recomendar dos platos: el sudado de carachama y los juanes. De hecho, cualquier plato es rico en la ciudad, los insumos naturales, la preparación tradicional, le dan a todo un especial sabor. Si bien hay varios nuevos hoteles, creo que el Harry es suficiente. Hay dos, una versión económica y al frente el Harry Bussines, que realmente es perfecto por el mobiliario y por el aire acondicionado.

Bogotá – Ciudad de Museos

Aprovechando las pocas horas disponibles que estuve en Bogotá, pude visitar cuatro museos. Visitas rápidas, de lego, el tiempo era corto y l...