Hace casi 20 años estuve por primera vez en Aguaytía. En un viaje de trabajo que incluyó un largo periplo por la selva. Volví algunos años después, también en un muy largo viaje de trabajo por la amazonia peruana. Pasaron más de 10 años hasta que volví nuevamente y desde entonces he regresado unas dos o tres veces más.
Muchas
cosas han cambiado desde mi primera visita. La ciudad ha mejorado mucho, las
opciones de alojamiento y alimentación se han superado notablemente. La llegada
es mucho más simple, desde Tingo María o Pucallpa, a las que se puede llegar
por vía aérea y desde allí por tierra hasta Aguaytía. La ruta más simple es
desde Pucallpa, en una vía casi absolutamente plana, pero sin mayor interés.
Desde Tingo María, la ruta es más abrupta y sinuosa, pero largamente más
interesante, con paisajes muy hermosos, que incluyen la famosa catarata Velo de
la Novia.
Cuando
llegué la primera y segunda vez, el albergue era casi un cuchitril, con baño
común, la habitación tenía poco más de 2 metros de largo por 1.5 metros de
ancho, entraba solo una cama pequeña y en el suelo la maleta. Era joven y no me
importó. Las últimas veces que he ido, hotel con aire acondicionado,
habitaciones hasta suntuosas con cable y enorme televisión de pantalla plana.
Si bien la
ciudad no ha crecido mucho, el más fácil acceso ha permitido un importante
dinamismo en los servicios. Se come deliciosa comida amazónica, con sabrosos
juanes, a un precio muy económico. Ya hay restaurantes turísticos, con
excelentes precios y una propuesta interesante y sabrosa.
El río Aguaytía,
que corre junto a la ciudad tiene hermosas vistas y permite el acceso a los
pueblos cercanos. El malecón junto al río es perfecto para unas cervezas al
terminar la tarde y empezar la noche. Desde el malecón se puede apreciar, el
suave avanzar de los pequepeques, y sentir una ligera brisa que refresca en
algo el infernal calor de la ciudad. Si algo no ha cambiado es eso, el brutal y
apabullante calor que uno puede sentir en Aguaytía.
Seguro
Aguaytía no es un destino turístico por sí misma, pero en un recorrido “auténtico”
por la amazonia, sí que vale la pena para hacer un alto, disfrutar su comida y
la amabilidad de sus pobladores. Desde Aguaytía
hay diferentes transportistas que hacen el servicio de tour a las Catarata de
Velo de la Novia, que es un lugar muy bonito e interesante.
En la zona
hay varias cooperativas, de palmicultores y sembradores de cacao, creo que el
eco turismo es una veta de negocio aún no explotado. Si bien siempre he ido por
trabajo y no he podido pasear por el río, imagino que un recorrido en peque peque
puede ser igualmente muy interesante. Lo he hecho en el VRAE, entre Ayacucho y
Cuzco, pero lo tengo pendiente en el Aguaytía.
No puedo
recomendar un restaurante en especial, pero si puedo recomendar dos platos: el
sudado de carachama y los juanes. De hecho, cualquier plato es rico en la
ciudad, los insumos naturales, la preparación tradicional, le dan a todo un
especial sabor. Si bien hay varios nuevos hoteles, creo que el Harry es
suficiente. Hay dos, una versión económica y al frente el Harry Bussines, que
realmente es perfecto por el mobiliario y por el aire acondicionado.
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