sábado, 5 de septiembre de 2020

Aguaytía

Hace casi 20 años estuve por primera vez en Aguaytía. En un viaje de trabajo que incluyó un largo periplo por la selva. Volví algunos años después, también en un muy largo viaje de trabajo por la amazonia peruana. Pasaron más de 10 años hasta que volví nuevamente y desde entonces he regresado unas dos o tres veces más.

Muchas cosas han cambiado desde mi primera visita. La ciudad ha mejorado mucho, las opciones de alojamiento y alimentación se han superado notablemente. La llegada es mucho más simple, desde Tingo María o Pucallpa, a las que se puede llegar por vía aérea y desde allí por tierra hasta Aguaytía. La ruta más simple es desde Pucallpa, en una vía casi absolutamente plana, pero sin mayor interés. Desde Tingo María, la ruta es más abrupta y sinuosa, pero largamente más interesante, con paisajes muy hermosos, que incluyen la famosa catarata Velo de la Novia.

Cuando llegué la primera y segunda vez, el albergue era casi un cuchitril, con baño común, la habitación tenía poco más de 2 metros de largo por 1.5 metros de ancho, entraba solo una cama pequeña y en el suelo la maleta. Era joven y no me importó. Las últimas veces que he ido, hotel con aire acondicionado, habitaciones hasta suntuosas con cable y enorme televisión de pantalla plana.

Si bien la ciudad no ha crecido mucho, el más fácil acceso ha permitido un importante dinamismo en los servicios. Se come deliciosa comida amazónica, con sabrosos juanes, a un precio muy económico. Ya hay restaurantes turísticos, con excelentes precios y una propuesta interesante y sabrosa.

El río Aguaytía, que corre junto a la ciudad tiene hermosas vistas y permite el acceso a los pueblos cercanos. El malecón junto al río es perfecto para unas cervezas al terminar la tarde y empezar la noche. Desde el malecón se puede apreciar, el suave avanzar de los pequepeques, y sentir una ligera brisa que refresca en algo el infernal calor de la ciudad. Si algo no ha cambiado es eso, el brutal y apabullante calor que uno puede sentir en Aguaytía.

Seguro Aguaytía no es un destino turístico por sí misma, pero en un recorrido “auténtico” por la amazonia, sí que vale la pena para hacer un alto, disfrutar su comida y la amabilidad de sus pobladores.  Desde Aguaytía hay diferentes transportistas que hacen el servicio de tour a las Catarata de Velo de la Novia, que es un lugar muy bonito e interesante.

En la zona hay varias cooperativas, de palmicultores y sembradores de cacao, creo que el eco turismo es una veta de negocio aún no explotado. Si bien siempre he ido por trabajo y no he podido pasear por el río, imagino que un recorrido en peque peque puede ser igualmente muy interesante. Lo he hecho en el VRAE, entre Ayacucho y Cuzco, pero lo tengo pendiente en el Aguaytía.

No puedo recomendar un restaurante en especial, pero si puedo recomendar dos platos: el sudado de carachama y los juanes. De hecho, cualquier plato es rico en la ciudad, los insumos naturales, la preparación tradicional, le dan a todo un especial sabor. Si bien hay varios nuevos hoteles, creo que el Harry es suficiente. Hay dos, una versión económica y al frente el Harry Bussines, que realmente es perfecto por el mobiliario y por el aire acondicionado.

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