domingo, 1 de noviembre de 2020

Yurimaguas, una ciudad de entrada a la selva baja

Después de casi un año volví a Yurimaguas y, por primera vez, pasé una noche en esta ciudad. Es una ciudad que recién he podido conocer en su real magnitud, las veces previas me concentré en el centro y las orillas del hermoso y poderoso río Huallaga.

Y, creo que, quien visita con fines turísticos la ciudad, no debe moverse mucho del centro y las orillas del río. Es lamentable decirlo, pero los niveles de pobreza en la periferia y barriadas son terribles, con muchos problemas, quizás siendo el más relevante la falta de agua. Pero, en hoteles y restaurantes uno no lo percibe.

Llegar a Yurimaguas desde Tarapoto es sencillo, hay autos colectivos que van y vienen y hacen el recorrido en poco más de 2 horas. Recomiendo NO comer antes de partir, pues el primer tramo, saliendo de Tarapoto es realmente enrevesado, con curvas infinitas.

No es mi idea resaltar los puntos negativos, sino los positivos y hay que reconocer que el centro de Yurimaguas y su colindancia con el río Huallaga la hacen una atractiva ciudad. La vida en la ciudad pareciera transcurrir alrededor del río, que es una importante vía para el transporte de pasajeros y mercancías. Desde la misma hay múltiples opciones para trasladarse en grandes y lentos barcos, lanchas rápidas o ultra rápidas a diversos pueblos y ciudades en los ríos Huallaga, Marañon y sus afluentes, incluso hasta Iquitos, ya en el Amazonas.

La vida alrededor de los muelles de transporte de carga y de pasajeros es interesante, siempre cargando o descargando. Con los letreros anunciando las salidas y los marineros retozando en los alrededores. Siempre que he ido me he sentido tranquilo y seguro, aunque quizás de noche ya no lo sea tanto.

La Plaza de Armas de Yurimaguas es pequeña y agradable, junto a ella una también pequeña pero coqueta iglesia y algunos edificios republicanos de buena arquitectura. Se los puede encontrar por las calles próximas y vale la pena recorrerlas. Otro interesante atractivo es el puerto y mercado de El Vado, que se encuentra algo lejos del centro, pero al que es muy fácil de llegar con una mototaxi, el medio de transporte “oficial” de la ciudad.

He comido muy rico en Yurimaguas, lástima que el local con las mejores vistas al río L’Nute haya cerrado, pero igual hay otras opciones. Esta última vez comí en Chillin’s y sí que vale la pena, el mejor tacaco con cecina y chorizo en mucho tiempo, además buenos cócteles con macerados de aguardiente. Para algunos, el Mil Sabores es el mejor restaurante de la ciudad y seguro no desentona.

Una agradable sorpresa, el Market Express un pequeño supermercado, con aire acondicionado, una bendición en tan calurosa ciudad, donde se puede disfrutar de una buena variedad de cervezas y muchos artículos de delicatesen que uno no esperaría encontrar en una ciudad tan pequeña.

Esta vez me hospedé en la Posada Cumpanama, una casa amplia, seguro de alguna familia adinerada, que ha sido habilitada como hospedaje. Excelente, habitación amplia, con aire acondicionado, cómoda, personal amable, valió la pena la estadía en la misma.



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