domingo, 8 de noviembre de 2020

Roosevelt Island


Cuando realicé las indagaciones previas al viaje a New York, encontré, en algunas webs de viajes (me encanta esta: https://www.anuevayork.com/guia-de-nueva-york-esencial/), que una de las visitas de costo cero, que resultaba “
ineludible” era Roosevelt Island. Solo se paga el teleférico, desde la estación de la calle 60 en Manhattan y se volvía por el mismo medio. En la pequeña isla, en medio del East Hudson, se podía caminar y apreciar hermosas vistas de Manhattan y de Hunters Point y Dutch Kills en el lado del Brooklyn.

Nuestra visita a la isla fue el primer día que estuvimos en New York. Caminamos desde nuestro hotel cerca la Grand Central Station hasta las inmediaciones del Central Park y desde allí fuimos hacia la estación del teleférico, que pudimos pagar con la tarjeta que compramos para el metro de NY. Desde usar el teleférico ya es toda una experiencia, junto al inmenso Queensboro Bridge, imponente a su lado. 

Por las restricciones de tiempo, en un viaje tan corto en una ciudad tan impresionante y con tanto que ver, dedicamos poco más de dos horas a la visita a Roosevelt Island. Sólo pudimos caminar por el lado sur de la misma, junto a las instalaciones del Cornell Tech, hasta el Franklin D. Roosevelt Four Freedoms State Park. En el camino apreciamos las ruinas del Smallpox Memorial Hospital.

La zona es sumamente bella para caminar. El clima, de una incipiente primavera, delicioso. Fresco, con un viento frío corriendo por nuestros rostros. Lo más sorprendente, la apabullante tranquilidad en la que nos encontrábamos. Hacia un lado, Manhattan, la ciudad que “nunca duerme” y hacia el otro Brooklyn; a ambos lados de la pequeña isla, decenas de embarcaciones subiendo o bajando por el río; sin embargo, sobre la isla, pareciera ser que estábamos en un lugar sin tiempo y sin prisas.

Cada tanto alguien trotando, algunas parejas andando a paso reposado y muy eventualmente un bus de transporte urbano circulando aburrido. Los árboles empezaban a colorear y el contraste entre lo bucólico de esta pequeña isla y lo apabullante y magnifico de las dos grandes islas que la rodean y a la vez protegen, era una escena de alguna película romántica.

Si uno desea tomarse un descanso del agitado día en Manhattan y lo que quiere es dedicarse un momento sólo a disfrutar las vistas que Nueva York propone, esta pequeña isla es el recodo soñado. Aunque nos tocó un día nublado y con muy poca luminosidad, igual las vistas son preciosas y vale absolutamente la experiencia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Bogotá – Ciudad de Museos

Aprovechando las pocas horas disponibles que estuve en Bogotá, pude visitar cuatro museos. Visitas rápidas, de lego, el tiempo era corto y l...