domingo, 18 de octubre de 2020

Huancané

Huancané es una coqueta ciudad en el altiplano peruano. Si bien difícilmente se convertirá alguna vez en destino turístico, no por ello resulta menos interesante. De hecho, desde Juliaca está muy cerca y si se tiene un par de horas libres antes de tomar el vuelo de retorno, creo que vale la pena la visita.

Es simple llegar, desde Juliaca hay vanes (a S/. 5) que hacen el recorrido en unos 50 minutos. Salen con mucha frecuencia pues el movimiento de personas es fluido. La parte atractiva de la ciudad (como todas las ciudades peruanas) es la más antigua, pareciera que con la modernidad llegó el mal gusto en las edificaciones.


Lo más interesante en el pueblo son su iglesia, que es muy linda, pequeña, pero con excelentes acabados en su interior y una apariencia externa muy interesante y su Plaza de Armas, que es bonita, elegante y con mucho, pero mucho verde, lo que la diferencia de tantas otras donde priorizan el concreto. Al centro de la misma una torre de reloj, que es armoniosa con el entorno.

Hay una calle peatonal, en cuyo recorrido encontré bellas casonas, algunas de ellas de muy interesante arquitectura externa. No encontré un restaurante que pudiera decirse de primera línea, aunque si (en la calle peatonal) un comedor vegetariano donde pude disfrutar de un buen café y un pan con huevo frito.

Cómo tuve tiempo disponible durante la visita, aproveché para tomar un mototaxi y fui hacia la orilla del lago Titicaca, que se encuentra a unos 10 minutos del centro de la ciudad. Desde la misma no se puede apreciar el lago, pero está realmente muy cerca. Las vistas del lago son realmente hermosas, si bien sólo estuve unos minutos en sus orillas, creo que vale la pena destinarle algo más de tiempo. En la zona que pude apreciar hay un par de pequeñas comunidades en los extremos visibles que seguro merecen una visita.


Durante mi muy breve estadía en Huancané vi varias ceremonias de tributo a la tierra, se encontraban en época de inicio de siembras y la costumbre sincrética de tradiciones ancestrales con catolicismo es muy intensa en la ciudad. Personas con sus trajes autóctonos y disfrutando de la comida y la bebida, todo ello en compañía de algún santo patrón o una virgen.



Creo que hay que hacer el esfuerzo de subir alguna de las escaleras que llevan hacia la parte más alta de la ciudad, vi dos a pocos pasos de la Plaza de Armas, subí por una, las vistas son bonitas. Aunque para ser sincero, si uno no está acostumbrado a la altura, puede ser algo complicado.

Creo que, sin dudarlo, el principal atractivo de la ciudad es definitivamente su iglesia que, en conjunto con su plaza, llena de pobladores retozando al sol, dan un ambiente bucólico y sencillo al pueblo.

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