San Agustín es la ciudad más antigua de los EEUU, la primera ciudad española en La Florida. Fundada en 1565 por el conquistador español Pedro Menéndez de Avilés, conserva un Castillo defensivo en la costa y una pequeña zona de reminiscencias coloniales. Además de muy bella infraestructura republicana. Es una ciudad pequeña con excelente infraestructura hotelera y coquetas calles, restaurantes y tiendas.
Llegar a San
Agustín es bastante fácil, a pocos kilómetros de la interestatal 95, cuenta con
una notable infraestructura hotelera. Desde Orlando son poco más de 2 horas de
camino por cómodas autopistas y sí que vale la pena una visita de full day. En
nuestro caso, fuimos 3 veces. La primera vez durante nuestro viaje del año
2016, llegamos cuando el huracán Matthew empezaba a azotar la costa de La
Florida. Sólo pudimos llegar, dormir y a la mañana siguiente huir con rumbo al
norte. Al finalizar ese viaje, una semana después, pudimos pasear una tarde por
la ciudad, antes de ir a Orlando. Pero, lamentablemente, aún se encontraba recuperándose
del impacto del Huracán.
Durante el
segundo viaje, el año 2018, ya pudimos llegar, dormir y disfrutar un día entero
antes de partir hacia Savannah. San Agustín es un pueblo pequeño, con mucho
encanto y seguro muchas cosas más por hacer que las que hicimos en un viaje
caleteando por el sur de EEUU, pero lo que pudimos ver sí que vale la pena,
incluso para volver la próxima vez que visitemos La Florida.
Sin dudarlo, el
mayor atractivo de San Agustín es el Castillo de San Marcos. No es tan impresionante
como el Real Felipe del Callao el de Cartagena, pero es bello, excelentemente
conservado y realmente con hermosas vistas hacia el río Matanzas.
Sobre la calle
peatonal St. George se encuentran muchos edificios históricos, pequeños, en
diferentes estados de conservación, pero una muestra clara de la
infraestructura de la ciudad en la época colonial. Hasta el río San Sebastián
es la parte antigua de la ciudad. Con muchos locales artesanales y de hippies.
El malecón, sobre el río Matanzas, es precioso, con hermosa vista hacia el río
y edificios de época hacia la ciudad, muchos de ellos hoteles de lujo.
La Plaza de la
Constitución hasta el Flagler College también tiene lindos edificios. Además, una
bella iglesia antigua hacia un lado. La zona colindante con el óvalo Ponce de
León es un lugar perfecto para disfrutar de vistas del río Matanzas, que un
poco más allá desemboca en el océano Atlántico.
Desde el óvalo se
puede cruzar el puente levadizo de Los Leones y acceder a la isla Anastasia,
donde es posible disfrutar de enormes casas de verano, además de muchos
edificios art decó, muchos de ellos decadentes ahora, señal de que hubo tiempos
mejores. En la isla Anastasia se encuentra el Faro y Museo Marino, un lugar
agradable para conocer de algo poco usual en el Perú. La escalera del faro si
requiere un esfuerzo importante, pero vale la pena. A pocos pasos está el Club
de Yates de Anastasia, un lugar tranquilo y apacible de encuentro con el mar.
Seguro hay mucho
más que hacer por San Agustín, pero en un viaje con múltiples destinos, fue
suficiente lo que vimos y nos dieron ganas de volver. Para los que consideran
importante comprar, pues hay dos outlets enormes (y sin tumultos) en la intercesión
del acceso a San Agustín con la interestatal 95.
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