sábado, 20 de marzo de 2021

Puente de Brooklyn y Dumbo

Una de las mejores formas de disfrutar Manhattan es tener una buena perspectiva de su skyline. Hay diversos lugares desde donde se puede tener vistas espectaculares de la majestuosidad de Manhattan. Dumbo, a las orillas del río Hudson, en el lado de Brooklyn, es una de las mejores opciones.

Llegar a Dumbo nos resultó bastante sencillo. Desde el hotel, en el centro de Manhattan (una mala decisión presupuestal, derecho de piso del aprendiz), tomamos el metro hasta la estación Chambers. Creo que fue un tramo en una sola línea, sin intercambio. De hecho, tras errores iniciales, por el temor que despierta la complejidad de la red, pudimos transportarnos con suma facilidad usando el metro de NYC.

En Chambers solo bordeamos el City Hall Park, quizás imperdonable, pero el tiempo siempre faltará en una ciudad como NYC, y es necesario volver y volver. Tras unos hot dogs, empezamos a subir el Puente de Brooklyn, quizás el lugar donde sentimos más la atracción global de la gran manzana. Caminando junto a nosotros había personas seguro de casi todos los países y territorios del globo. Desde inmensos nórdicos hasta negros subsaharianos. Desde latinos como nosotros, hasta musulmanes de largas barbas, hindúes, orientales. Un verdadero encuentro de razas y culturas, todos disfrutando de un icono de la ciudad.

Cruzar el puente a pie es una experiencia fabulosa, creo que cualquier viajero lo debe hacer alguna vez en la vida. Es revivir todo lo leído sobre NYC y rememorar escenas de infinitas películas. Las vistas a Manhattan, Brooklyn y el mismo río Hudson son impagables. Un sueño hecho realidad. Era una media mañana fría, con el viento helado cortando nuestros rostros. Indescriptible sensación.

Al llegar a Brooklyn, por nuestras terribles restricciones de tiempo, sólo habíamos previsto caminar un poco por Dumbo y los parques que se encuentran entre los puentes Brooklyn y Manhattan.

No tengo palabras para describir la majestuosidad de las vistas, frente a nosotros el skyline de Manhattan, a ambos lados los dos inmensos y hermosos puentes. Los parques son lindos, pero lo valioso, trascendente, impresionante, son las vistas que permiten tener. Deambular junto al río y luego entrar por el barrio es una experiencia simplemente fascinante.

Quizás explorar esa pequeña zona de Brooklyn requiera una mañana o una tarde. Pero teníamos tan poco tiempo, que sólo dimos picotazos por sus callecitas repletas de edificios de ladrillos descubiertos. Hermosos. Coquetos.

Por la hora, decidimos almorzar en Dumbo. En alguna callecita, de las tantas llenas de restaurantes y cafés, encontramos uno que nos llamó la atención. Decidimos ingresar. Fue una experiencia notable. El sabor estuvo bueno ni dudarlo, los precios altos. Pero lo más sorprendente y atractivo era el ambiente, desde los mozos, hasta el público que llenaba el local.

Nos sentimos en un set de filmación. En un local lleno de hípsters y todo tipo de representantes de la fauna urbana. En un ambiente libre y sin prejuicios, nos sentimos parte del mundo. A pesar de nuestros atuendos de turistas latinos, sin sofisticación, por un instante fuimos parte de una sociedad rica y distinta.

Tras almorzar, deambulamos unos momentos más por Dumbo. Ya en ruta hacia la estación York St, donde abordamos el metro que nos llevó a Little Italy, un mundo distinto en tan increíble ciudad.

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