En un reciente
viaje al Paraguay, se me ocurrió visitar Ciudad del Este. Me habían comentado
que es un destino comercial, lo que claramente no calza con mis preferencias. A
pesar de esta información, teniendo en cuenta que es la segunda ciudad más
importante del Paraguay, tomé la decisión de ir. Tras un par de días en
Encarnación (un hermoso destino), fui hacia Ciudad del Este.
Partí del
terminal de Encarnación a las 7.30AM, el bus era pequeño, pero bastante cómodo.
Lamentablemente (para mi gusto) el servicio no era directo, sino con paradas en
cada pequeño pueblo de la ruta, lo que hizo que el viaje fuese más largo de lo
previsto. Llegué a Ciudad del Este hacia las 12.30PM, unas 5 horas de viaje.
Que al final resultó entretenido, disfrutando del eterno paisaje verde en las
rutas paraguayas.
Había reservado
una habitación en el Palmera Hostel, un hospedaje familiar en una casona señorial,
en la que entiendo es la mejor zona residencial de Ciudad del Este. Una
decisión perfecta. La atención personalizada de la propietaria, una habitación
muy amplia y cómoda. Una estadía de lujo para mí.
El barrio Boquerón,
donde queda el Hostal, te transporta a un suburbio americano de clase media
alta. Enormes residencias, calles amplias, tráfico casi nulo. Autos de lujo,
casi nadie caminando por las calles. Si no hubiera sabido que estaba en
Paraguay, cerraba los ojos, los volvía abrir y me imaginaba en alguna ciudad sureña.
Mi primera impresión de Ciudad del Este fue notable.
Conversando con
la propietaria del hostal, una dama encantadora, descubrí que uno de los
atractivos de CDE eran los Saltos del Monday. Nunca había escuchado de ellos y
los puse en lista de espera. De hecho, sólo tenía dos actividades previstas en
CDE. Mi destino principal del viaje había sido Encarnación y CDE era un destino
complementario para rutear un poco, conocer la Hidroeléctrica de Itaipú y el
centro comercial de la ciudad, famoso por sus precios bajos y su puente
internacional.
Luego de dejar
las cosas en el Hostal, reposar unos minutos y ducharme, salí a caminar por el
barrio, rumbo al centro. Es una zona muy agradable para caminar, a pesar del
opresivo calor. Bordeé la laguna y justo cuando estaba por cruzar una avenida,
se estacionó frente a mí un bus urbano que llevaba a los Saltos del Monday. Supuse
era el destino y decidí subir.
Fue un tramo
corto (CDE no es una ciudad muy grande). El cobrador del bus me dio las
instrucciones de cómo llegar a las cataratas y tras bajar en el paradero más
próximo, empecé a caminar hacia ellas. Paré en una bodega para comprar una Coca
Cola, el barrio era claramente “movido” y tras consultarle a quien me vendió la
gaseosa, me informó que había dos parques, el Aventura Monday que ofrece vistas
panorámicas de las cataratas y el Saltos del Monday que ofrece un primer plano.
Ambos a pie desde donde estaba. Me recomendó ir, por seguridad y vistas al
Aventura, que estaba más cerca. Seguí su consejo.
De hecho, las
vistas son muy bellas y el parque perfecto para una escapada periurbana. Disfruté
mucho lo que vi y caminar por sus senderos. Las fotos hablan mejor que yo.
Luego, igualmente
en bus urbano, volví hacia el centro de Ciudad del Este. Salvo la Catedral de
San Blas, que tiene un cierto encanto, es un centro sólo comercial, galerías y
más galerías, para mi gusto nada interesante. El tráfico infinito y caótico me
quitó las ganas de ver el Puente Internacional. Sin mucho que hacer, decidí
subirme a una motocicleta (que hacen servicio público allá) e ir a la Plaza
Jesuítica, un mall lejos del centro. Simpático, pero tampoco me llenó.
Tomé un bus y retorné
hacia una zona próxima a mi hostal. Caminé por la zona, que es realmente muy
agradable y volví al hostal al dormir. Al día siguiente me tocaba ir a Itaipú.
La dueña del
hostal me contactó con una señora que hacia Uber. Ella me recogió y me llevó a
las oficinas turísticas de Itaipú (se puede ir en bus, pero alguna comodidad
quería con tanto calor). El tour es gratuito, la infinita mayoría de quienes
completamos los cuatro buses que nos desplazaron por el interior de la hidroeléctrica
eran brasileños. El recorrido dura alrededor de una hora y se recorre la
represa, tras una breve película. Por unos minutos estuve en territorio
brasileño, mi primera vez en dicho país.
Itaipú es una de
las maravillas de la ingeniería moderna. Para mí fue un placer visitarla y aunque
me hubiese gustado disfrutarla más, conociendo sus instalaciones por dentro,
fue una visita suficiente para sentir la magnitud impresionante de la obra.
Al final, el día
que pasé en CDE fue agradable. Las personas con las que interactué fueron
siempre muy amables. El Deux Coffee Roaster donde cené es un lugar encantador,
perfecto para un momento agradable, disfrutando de una cena ligera y sabrosa.
Llegué de
Encarnación a medio días de un miércoles, partí a Asunción a medio día de un
jueves. Tiempo suficiente.