domingo, 15 de marzo de 2020

Juliaca, una ciudad de paso

Resulta difícil escribir una reseña turística sobre Juliaca. Quienes visitamos la ciudad usualmente lo hacemos por trabajo o sólo de paso, rumbo a Puno. Si bien es cierto que Juliaca no es la ciudad más agradable del Perú, ni un destino turístico oculto, aún por descubrir, tiene unos ciertos encantos que atenúan una estadía que puede resultar aún más insípida, si uno no abre completamente los ojos a las oportunidades que la ciudad proporciona.

Quizás el único atractivo urbano en la ciudad es su Iglesia Principal, la Iglesia Matriz de Santa Catalina, ubicada sobre la Plaza de Armas de la Ciudad. Si bien es una Iglesia algo inferior a otras del altiplano, es muy bella, arquitectónicamente y en su decoración interior. Si se tiene un tiempo libre en la ciudad, creo se puede aprovechar y visitarla. El ingreso es gratuito en horario de misas, el resto del día está cerrada.

La Plaza de Armas no es muy atractiva, pero tampoco es desagradable. Tiene una fuente al medio, funcionando, lo que es sorprendente en un país donde muy pocas funcionan. Está rodeada del principal colegio de la ciudad, la Municipalidad, la Iglesia y tiendas y heladerías en la otra calle circundante.


Me he hospedado en varios hoteles en la ciudad, pero sin dudarlo el mejor, con bastante distancia, es el Royal Inn; tanto por el servicio como por la comodidad de las habitaciones.

Hasta hace un tiempo me resultaba terrible encontrar un sitio donde comer en la ciudad. Sin embargo, he ido descubriendo algunos restaurantes interesantes.

El restaurante más tradicional de la ciudad, con una muy buena oferta de comida criolla, norteña y propia de la zona es El Trujillano (Jr. San Román 163); si bien los precios pueden parecer algo altos, vale la pena, los platos son grandes con buen sabor, quizás no es sabor exacto de la comida criolla o norteña, pero si agradables.


A pocos pasos está el Coffee Vag (Pje. Santa Elisa 213), una interesante propuesta, con una excelente decoración, servicio amable y muy ricos sandwichs. Para tomar unos tragos, en la Plaza Bolognesi, algunos pasos más allá, hay varios bares. He ido un par de veces al Oveja Negra (Loreto 129, un segundo piso) un ambiente tranquilo y económico.

Quienes prefieran probar algo típico de la zona, pues deben degustar el kankacho ayavireño. Un delicioso cordero al horno; si bien no es típico de Juliaca, en la ciudad existen varios restaurantes que lo ofrecen, siendo el mejor Doña Julia (Mariano Nuñez 538) una cadena con origen en el mismo Ayaviri que ha sido multipremiada por su calidad y sabor.

Si lo que se quiere es pasar el tiempo en un lugar “clásico”, siempre se puede ir al Real Plaza, donde hay un food court con varias opciones, tiendas por departamento y una cadena de cine.

Juliaca nunca será un destino turístico, pero quien está de paso por allí tiene algunas opciones para que las horas en tránsito pueda ser algo agradables. 

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