jueves, 21 de mayo de 2020

Ciudad de México - Parte 3

Sin dudarlo, mi lugar favorito en el DF, es el Castillo de Chapultepec. No solamente por su belleza arquitectónica si no, sobre todo, por la carga emocional que representa para mí el visitar un Palacio Imperial. Hasta ahora, es el único que he visitado. No conozco Europa y supongo que, si llegó por allá, visitaré más de uno.

Aunque suene anacrónico y reaccionario, siempre he creído que la Monarquía es el mejor sistema de gobierno. Con una muy clara delimitación de las funciones de estado (el rey) y de gobierno (primer ministro). Evidentemente una monarquía absolutista ya es algo fuera de lugar, pero una ilustrada, sigue siendo mi sueño de opio.

Reforma, domingo sin autos
Reforma, domingo sin autos

Bueno no es lugar para escribir sobre mis extrañas ideas políticas. Aunque sólo me lea yo. Lo cierto es que el Castillo de Chapultepec me impresionó las dos veces que lo he visitado. Y me emocionó hasta las lágrimas. Recorrer pasillos o patios por donde caminó el emperador Maximiliano, me hizo sentir por un instante en la corte imperial.



Las vistas son hermosas, tanto hacia Paseo de la Reforma, con sus monumentales edificios. Por un instante, con esa vista uno se siente al otro lado del Atlántico y no en el DF. Hacia el otro extremo, las vistas al bosque de Chapultepec son igualmente magnificas. El bosque por sí mismo es un hermoso destino. Las dos visitas lo he encontrado lleno y con un clima perfecto. Es perfecto para comprar las pequeñas chucherías que se venden por todo lado, así como las comidas típicas de viandante mexicano.

Es posible pasear en un pequeño tren para niños. Acepto que lo hice la dos veces que lo he visitado. Sólo y con mis hijos. Y cuando vuelva, si lo hago, volveré a subir. Mientras se recorre el bosque, es posible tener distintas vistas del Castillo de Chapultepec, lo que definitivamente, es el turismo que me gusta hacer.

Si a uno le agrada caminar (lo hice la primera vez) es posible ir al zócalo siguiendo Paseo de la Reforma. Las otras tres opciones son tomar el metro, el Turibus o tomar un taxi. La zona es muy bella y, en el camino, se encuentra el Ángel de la Independencia, una de las postales ícono de la ciudad. Un muy bello monumento, imperdible. Siguiendo por Reforma (partiendo del bosque) se llega hasta el Palacio de Bellas Artes, una enorme construcción, arquitectónicamente notable, pero que por limitaciones de tiempo aún no he podido visitar.

El Zócalo del DF tiene hermosos edificios. Algunos coloniales y otros republicanos. Entre la primera vez que lo visité y la segunda, hubo un gran cambio a favor, con menos vendedores ambulantes y un mejor nivel de conservación y limpieza. Lo único que sentí peor fue el tráfico, que por momentos era simplemente de terror.

Si bien hay múltiples colonias y opciones donde alojarse en el DF, creo que hospedarse en el Zócalo es la mejor opción. La red del Metro y el Turibus permiten desplazarse sin problemas a todos los atractivos turísticos urbanos. Además, se puede caminar a las colonias Condesa y Roma, e ir a Chapultepec, claro, dependiendo de las ganas de hacerlo y el clima.

De mi experiencia personal, de día, el DF (al menos la zona turísticamente visitable) es seguro. Incluso empezando la noche también, cuando hay mucha gente en las calles. Seguro mi fisonomía de latino me ayudo a desplazarme. Salvo el dejo al hablar, perfectamente podría pasar por un mexicano promedio.

La comida en el DF es sabrosa. Pero, ojo, tiene sabores muy extraños. Antes de partir en mi primer viaje, me recomendaron probar dos platos típicos. Los anoté y aún recuerdo sus nombres. Una mañana, a pesar de tener desayuno en el hotel, fui a un restaurante en el zócalo que me habían recomendado (por el Palacio de las Artes) y pedí huevos rancheros, el mozo me miró y me dijo “señor sabe lo que es”, le dije que no. Me comentó que eran huevos revueltos con tres variedades de ajíes. Deseche la orden. Pedí luego chapulines, me dijo “señor, tiene amigos mexicanos muy bromistas”. Los chapulines son lo que en Perú conocemos como grillos.

Preferí seguir sus indicaciones y vaya si desayuné sabroso, con algo de ají, pero tolerable para mí. El desayuno buffet del Hotel Donceles también es muy completo y rico. Un lugar que recomiendo sin dudarlo es el Café de Tacuba. Tal como comento en mi post en el Tripadvisor, una visita ineludible en el Zócalo del DF “la primera vez que fui al DF intenté entrar al Café de Tacuba. Pase 2 ó 3 veces por su puerta y siempre encontré una enorme cola que me desanimaba. Esta segunda vez, un domingo por la tarde, con mucha suerte llegamos en un momento que no había colas y si una mesa disponible. El local es precioso y la comida sabrosa, realmente una visita imperdible. Los tamales de ya no recuerdo donde son espectaculares”.

Tengo un vuelo que conseguí en oferta para el DF. Si el Covid 19 lo permite volveré, aunque sólo de paso por el aeropuerto, donde seguro probaré (al menos) algo de su sabrosa comida.


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