sábado, 30 de mayo de 2020

Valparaíso

Valparaíso es el principal puerto chileno. Se encuentra a unas dos horas de Santiago y es muy fácil hacer un full day en este destino. Lo he visitado dos veces, ambas partiendo de Santiago temprano por la mañana y retornando al final de la tarde. En ambos casos, con quienes conversamos antes de partir nos advirtieron los peligros del puerto, pero felizmente no tuvimos percances en ninguna de las dos visitas.


De hecho, sólo hemos recorrido el Valparaíso monumental, desde donde nos dejó el bus en el que llegamos de Santiago, hacia la zona sur, la más antigua y atractiva de la ciudad. Lo primero que hice en esta ciudad, siguiendo mi pasión por los medios de transporte urbanos fue pasear en el trolebús eléctrico. Una experiencia deliciosa y simple, buses con más de 50 años de antigüedad, de formas clásicas y un típico color verde claro que los hace sentir aún más añejos. Son el medio de transporte perfecto para recorrer el centro de la ciudad.


El centro de la ciudad es muy bonito con construcciones de puerto, edificios de aduanas, de armadores, en cierta medida muy parecido al Callao en Perú, pero creo bastante mejor y más seguro. Uno de los principales atractivos son los antiguos “ascensores”, que permiten subir hacia los barrios altos, que crecieron en los cerros colindantes al centro de la ciudad.


Estos barrios (los más próximos al centro) a los que se puede subir (y luego bajar) por los ascensores están claramente orientados al turismo. Abundan los cafés, los restaurantes, los albergues. Las vistas hacia el mar son hermosas, con el puerto en primera línea y los enormes barcos que en el atracan.


Hacia el extremo sur de la zona central de la ciudad hay un ascensor que lleva hacia un paseo artesanal, en un barranco junto a la playa. En esta zona es posible ver a mucha gente de paseo, principalmente chilenos. En los cerros colindantes al centro histórico si se aprecian turistas extranjeros, que, por la tranquilidad en sus movimientos, dan la impresión de disfrutar de varios días en la ciudad.


Para mi gusto medio día es suficiente. Son dos las cosas que disfruté en Valparaíso, fueron en primer lugar los trolebuses y en segundo lugar los ascensores. Las vistas desde la parte alta son bellas y las callecitas empinadas y llenas de recovecos tienen siempre una sorpresa por descubrir, con pequeñas casitas coquetas y bien decoradas por todo lado. Supongo no haría un viaje exclusivo para disfrutar de Valparaíso, pero estando en Santiago creo es una visita de full day interesante (que se complementa con Viña del Mar, la ciudad vecina).


Sobre la comida, tengo una opinión ambivalente de la ciudad. La primera vez, al llegar de Santiago, comimos en una pequeña fonda, de aspecto descuidado, pero el hambre nos obligó a parar a allí. Suerte divina, comí un sandwichs barros luco que repetí y estuvo perfecto, a un precio económico (para Chile) y un sabor que podría ser de cualquier otro sitio. Estuvo tan contundente el desayuno de media mañana, que luego tomamos un café y un postre, fuimos a Viña y volvimos a Santiago, donde cenamos contundentemente.


La segunda vez en Valparaíso, sólo almorzamos, Uno de los peores almuerzos de mi vida (y de los más caros) en un elegante restaurante cuyo nombre he borrado de mi mente pero que fue una experiencia terrible, con precios estratosféricos que estuve dispuesto a pagar, suponiendo los sabores valdrían la pena. Al final un fiasco que fue infinitamente peor por la salvaje y criminal cuenta.

Yo creo que Valparaíso es un destino para pasear en trolebús, subir y bajar por sus ascensores, caminar por sus callejuelas en la parte alta, disfrutar las vistas y volver a Santiago. No lo siento como un destino en el que quisiera quedarme a explorar sus rincones más ocultos.


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