domingo, 3 de mayo de 2020

Cochabamba - Bolivia


Cochabamba es una de las ciudades más importantes y, por cierto, bonitas de Bolivia. Por la altitud a la que se encuentra y su ubicación geográfica, el clima es muy similar al de Arequipa en Perú y, por cierto, su arquitectura urbana es parecida. No es una ciudad muy grande ni muy turística, tiene algunos atractivos urbanos, y otros más rurales en la zona circundante. En el poco tiempo que estuvimos en ella, pudimos disfrutar de una agradable estadía, en general con personas amables. Quizás el único defecto de la ciudad es la informalidad y el desorden extremo que hay en algunas zonas, pero ello no mella la apreciación favorable que genera.

Iglesia El Hospicio en Plaza Colon
Plaza Colón
Cochabamba tiene zonas antiguas, coloniales, principalmente en el centro histórico, zonas de la primera república circundantes y barrios muy modernos en zonas más periféricas. Su estructura urbana es muy similar a la de las ciudades peruanas. En Cochabamba, uno se siente como en cualquier ciudad del sur andino peruano. Las personas igualmente, por su fisonomía y actitud, podrían perfectamente pasar como peruanos.

Catedral San Sebastian
Los tres atractivos principales de la ciudad, son su centro histórico, alrededor de la Plaza de Armas 14 de setiembre, el Palacio Portales y el Monumento Cristo de la Concordia. Como nos hospedamos en un apart hotel muy cerca al centro, a todos estos destinos pudimos ir caminando. Además, pudimos caminar hacia El Pueblito (una coqueta área residencial) y la zona de Tupuraya (una elegante área moderna). En las cercanías de la ciudad pudimos visitar la Laguna Angostura, un embalse represado para asegurar agua para las actividades agrícolas en la zona.


Cristo de la Concordia
Llegamos a Cochabamba desde Santa Cruz, en BOA. Un vuelo corto y con el avión semivacío. Llegamos al final de la tarde. Tras instalarnos en el hotel, dimos un paseo a pie por la zona periférica. La mañana siguiente salimos temprano y caminamos hasta el cerro donde se ubica el Cristo de la Concordia. Una zona de calles amplias, avenidas y alamedas, una caminata agradable hasta llegar al teleférico en el que ascendimos al Cerro donde se ubica el Cristo. Desde el monumento se puede apreciar completamente la ciudad, la campiña circundante y las montañas en la periferia. Como había algo de niebla, la vista no fue completa.

Palacio Portales
Al descender, fuimos bordeando el cerro hasta el barrio El Pueblito, una zona residencial con una ambientación rústica. Este barrio no es feo, pero definitivamente no es un atractivo que tenga que visitarse ineludiblemente. Luego caminamos por el barrio Tupuraya, una zona elegante, de amplias avenidas, casas grandes, restaurantes caros. Las avenidas América y Urquidi, llenas de ellos y de boutiques. En un patio de comidas que encontramos en la zona, almorzamos. Luego hicimos hora en un mall de la zona, antes de llegar a media tarde al Palacio Portales.




El Palacio Portales es una hermosa mansión republicana. Una lujosa residencia construida por uno de los barones de la minería en Bolivia. Rodeado de amplios jardines, es una visita que sí creo es ineludible. Lamentablemente está prohibido tomar fotos de su interior, que es suntuoso y armonioso a la vez. Un gran trabajo arquitectónico y de decoración interior, hecho por una familia que, si mal no recuerdo, residía habitualmente en Francia y cuyos herederos, mediante una Fundación, han puesto la Mansión familiar al servicio de la ciudad.

Iglesia de Recoleta
Luego caminamos por el barrio Recoleta, compramos helados en el camino, en una zona donde había varias heladerías elegantes. Así seguimos a ritmo muy lento hasta llegar al centro de la ciudad.
Al caer la noche, ya en plan de descanso con niños, fuimos al Cine Center que habíamos visto al retornar de Recoleta. La mañana siguiente fletamos un taxi y fuimos hacia la Laguna de La Angostura, la salida de Cochabamba nos mostró una parte poco agradable de la ciudad, atravesamos la zona de mercado, de tráfico infernal y arquitectura muy similar a la de Juliaca (en el altiplano peruano), la refinería de YPF se encuentra en las afueras. Saliendo de la ciudad una hermosa campiña, con múltiples restaurantes campestres donde los cochabambinos pasan los fines de semana. Nuestro destino final era el pueblo de Tarata, que se me ocurrió visitar para luego, al retorno, almorzar en la zona de restaurantes cercanos a la Laguna.


Laguna de La Angostura
Lamentablemente, los días anteriores había llovido torrencialmente y no pudimos llegar a Tarata, pues la pista estaba cortada. Sólo pudimos ir hasta La Angostura. Un sitio bonito (pero no impactante), con múltiples juegos acuáticos que hicieron felices a mis hijos. Al volver a la ciudad el mismo tráfico tortuoso al ingreso y finalmente el taxista nos dejó en una zona cercana a la Plaza de Armas 14 de Setiembre.


Plaza 14 de Setiembre
Caminar por el centro de Cochabamba es agradable, el clima es muy benigno. Si bien por momentos llovía, refrescaba y no congelaba como en Cuzco o Puno. El centro no tiene tanto tráfico como sus alrededores y hay muy bellas casonas republicanas, iglesias, restaurantes y bares.  A uno de los lados de la Plaza de Armas se encuentra la Catedral de San Sebastián, que es muy amplia e interesante en su decoración interior.



En general, el centro histórico de Cochabamba es bonito. La Plaza Colón, muy cerca a nuestro hotel es agradable. En ella empieza la Av. José Ballivian, una hermosa alameda rodeada de elegantes mansiones y restaurantes, que concluye en el Parque de las Banderas. También se inicia en ella la Av. Salamanca, cubierta de frondosos árboles y rodeada de restaurantes y cafés. Es una zona moderna, ordenada y muy cuidada, distinta a la zona de mercado, en el otro extremo del centro.


Seguro hay varias cosas más para conocer en Cochabamba. Pero en un viaje con niños creo que aprovechamos el tiempo de la mejor manera. Hay muy buenos restaurantes y cafés en la ciudad. Dos veces almorzamos en La Estancia, nos gustó tanto la primera vez que repetimos. Copio mi post del Tripadvisor “Fuimos dos veces, la primera vez los platos elegidos estuvieron espectaculares. La segunda vez elegimos otros que no estuvieron tan buenos. El local es agradable y vale la pena para almorzar algo tradicional en Cochabamba”.

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