martes, 12 de mayo de 2020

Encarnación - Paraguay

He visitado 5 veces esta hermosa ciudad, a orillas del río Paraná, en el límite del Paraguay con Argentina. Lo primero que uno pensaría es que una ciudad tan pequeña no tendría ni por asomo el ornato que Encarnación tiene. Pero la sorpresa es grande cuando uno llega. La ciudad, con poco menos de 150mil habitantes tiene una infraestructura superior a cualquier ciudad equivalente en Perú, incluso a varias mucho más grandes. Lo que es aún más sorprendente si tenemos en cuenta el nivel de desarrollo económico relativo del Paraguay respecto al Perú.

Ruinas de Trinidad


El centro de la ciudad tiene calles amplias, con muy poco tráfico, esta circundado por avenidas que lo liberan del tráfico pesado, lo que es simplemente espectacular (¿que nos falta en Perú para una solución tan simple?). La ciudad vive a orillas del río Paraná, que en ese punto es majestuoso. En el lado argentino se encuentra Posadas, una ciudad más grande y con más vida nocturna y también muy bella e interesante.


En Encarnación la vida está basada en tres actividades: el turismo, en tanto es una ciudad balnearia, el comercio, pues hay una zona comercial muy grande siempre llena de personas, principalmente argentinos, y el sector público, en tanto es capital de Departamento y además sede de la entidad binacional que gestiona la represa e hidroeléctrica de Yacyreta, que proporciona energía eléctrica a las zonas colindantes de ambos países.

La vida en la ciudad es muy tranquila. Las noches empiezan pronto y rápidamente es difícil encontrar gente en las calles. A las 8pm uno se siente como en la madrugada peruana. Quizás en la temporada de verano, cuando los turistas llenan los hoteles, la apreciación sea distinta, pero aún no he coincidido con el verano (que supongo debe ser un infierno por la alta temperatura).


Playa San José

La ciudad tiene tres áreas habilitadas como playas sobre el río Paraná: Mboi K’ae, San José y San Isidro. He caminado varias veces por la segunda, que está a la altura del centro histórico y he estado de paso en la primera. Son lindas y cuando las he visitado, tranquilas y casi vacías, aunque me han comentado que en verano se saturan de turistas, principalmente provenientes de Asunción y Argentina.

Para un turista foráneo, el mayor atractivo de Encarnación no se encuentra en la misma ciudad, sino en un pueblo a unos 30 minutos. En Trinidad, donde es muy fácil llegar, tomando un bus desde el Terminal, se encuentra la reducción jesuita de Trinidad. Un espacio maravilloso, si bien muy deteriorado, en el que aún se puede apreciar la magnificencia de un pasado deslumbrante. La historia de los Jesuitas es Paraguay es fascinante y lástima un periodo así de interesante de la historia de nuestro subcontinente haya terminado de esa manera.

He comido bien en Encarnación. He almorzado algunas veces en el mercadillo de comidas, junto al terminal. Destaco entre todo, un asado que me resultó deslumbrante, además un guiso de gallina para chuparse los dedos. El mejor restaurante donde he cenado es el Milord, notable, pequeño, pero de gran sabor y servicio. Otros lugares donde he comido muy sabroso son el Vicios y el Gosh Sandwich en la Plaza de Armas. Un local barato, de empanadas contundentes, típico para los lugareños, es el Comedor doña Cloti. Lo cierto es que hay mucha oferta gastronómica.

En Encarnación sólo he visitado un bar, el Galway Irish Bar. Perfecto para mí. Copio el post que escribí en caliente en el Tripadvisor: “Pocas veces puedo decir que el 100% de las canciones que pasaron fueron de mi agrado. Me encantó el local, la música los tragos, los precios. Si vuelvo a Encarna, Volveré”. Y definitivamente, si vuelvo por Encarna, iré al Galway. Aunque también pienso en todos los sitios donde he comido rico y deseo volver a hacerlo.

Puente Internacional

Muchos van a Encarnación de compras. La zona comercial es muy grande, cercana al puente internacional que cruza hacia Posadas. Los productos “falsificados” o “sin marca conocida” son muy baratos. La ropa “de marca” cuesta igual que en Perú, salvo excepciones. En general las veces que he ido he preferido comprar en el centro de la ciudad, en una tienda de ropa brasileña al peso, donde he conseguido ropa barata y de calidad aceptable. También en una tienda de descuentos en una calle paralela a donde queda la tienda brasileña (o quizás la misma), Estigarribia, Artigas o Mallorquin. Ropa barata para mis hijos, de buen acabado y diseño distinto al peruano.


Iglesia de Encarnación

Como tantas otras, Encarnación es una ciudad donde me gustaría vivir. Salvo el indomable calor que puede llegar a sentirse, me agrada la tranquilidad pueblerina que en ella se vive. Tiene un bar perfecto para mí y, además, el asado paraguayo es simplemente delicioso. Y, como olvidar las empanadas, sabrosas y muy baratas.

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