Por su
cercanía a Lima, Huancayo es uno de los principales destinos de fin de semana o
feriados largos. La primera vez que fui, el bus demoraba sólo 6 horas en
llegar. Pero ahora, por el terrible tráfico en la carretera central y la
absoluta falta de inversión pública, el trayecto puede demorar unas 9 horas,
incluso más, si se tiene mala suerte y se juntan varios camiones en la ruta.
La ciudad en
si es poco atractiva, siendo un destino básicamente para hospedarse y desde
ella hacer los tours por el hermoso Valle del Mantaro que la circunda. En algún
momento seguro escribiré sobre los atractivos en el Valle del Mantaro, hoy me
centraré en qué hacer en la ciudad.
Sin
embargo, se me ocurren pocas cosas que hacer en la ciudad. Para ser sincero, no
tiene atractivos que resalten o que hagan valer la visita sólo al área urbana.
Sobre la Avenida
Real en el centro de la ciudad se encuentran 2 parques, ambos bonitos, pero no
demasiado interesantes: la Plaza de la Constitución y la Plaza Huamanmarca. Hay
pocas cuadras entre ambas. Sobre la Avenida Real (la principal de la ciudad)
que siempre tiene el tráfico pesado y mucho comercio. En la Plaza de la Constitución
está la Catedral, que es bonita, no de las mejores del país, pero si
interesante. En la Plaza Huamanmarca la construcción más interesante es el
Hotel Turismo y, dos cuadras a espaldas de este, la Iglesia María Inmaculada.
En perpendicular
a la Avenida Real, junto a la Plaza de la Constitución, se encuentra la Avenida
Giraldez, que lleva hacia el Real Plaza, en ella hay bonitas casonas de época, hoy
mayormente venidas a menos. Tomando un taxi, se puede ir a la Plaza de la
Identidad Huanca, que es pequeño y bonito, pero nada más que eso.
En un viaje
reciente fui al Museo de la Memoria en Chilca, pero realmente no vale la pena
la visita. Arquitectónicamente tiene un cierto interés, pero un primer piso
entero que me pareció una apología (o al menos una justificación) del
terrorismo me hicieron absolutamente deleznable la visita.
Lo que si
tiene de bueno Huancayo son hoteles, restaurantes y bares. Sin dudarlo mi hotel favorito es el Turismo,
por la arquitectura, el ambiente añejo, su bar, el servicio. Es el tipo de hotel
antiguo y clásico que me encanta. Pero hay muchas otras alternativas, para todos
los presupuestos. Entre los nuevos, aunque algo lejos del centro, el Gran Palma
es una excelente alternativa.
Para comer,
sin dudarlo, el restaurante Detrás de la Catedral, para mi gusto el mejor. Hay
múltiples opciones y algunos restaurantes campestres notables. En el centro
otros clásicos son El Olímpico, El Inca y el Leopardo. En todos ellos he comido
muy bien. En el Inca los calientitos son muy buenos. En comida China, el Chifa
Centro es también notable. La Cafetería Coqui, sin dudarlo, la mejor de la
ciudad.
Para beber
hay muchas opciones. En mi onda tranquila de barra y sólo, El Galileo en La
Breña es una gran opción, música a mi gusto, en un ambiente tranquilo. El Cava,
sobre la Plaza de la Constitución es más elegante y sofisticado, pero la música
no me agrada. En el Jr. Puno hay casi infinitas opciones, pero si uno está
solo, para ir temprano y arrancar cuando la noche empieza.
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