domingo, 26 de julio de 2020

Santa Cruz, la ciudad de los anillos

Santa Cruz de la Sierra es una ciudad que me sorprendió. Al llegar, en la madrugada de un martes de carnaval, tuvimos una primera mala impresión. No había taxis en el aeropuerto. Casi ni gente. Tras unos 20 minutos de espera, llegó un auto destartalado (timón cambiado, por cierto) dejó unos pasajeros y lo tomamos rumbo al hotel en el centro de la ciudad.

Tras un recorrido inicial por una zona periurbana, con grandes tiendas de maquinaria agrícola (lo más resaltante que vi), ingresamos a una ciudad moderna, pero muerta. Mientras más nos acercábamos al hotel, más nos sorprendía ver todo cerrado y muchas paredes y ventanas protegidas con plásticos o cartones.


El Hotel Cortez, donde nos hospedamos las dos primeras noches, perfecto. Antiguo, pero en excelentes condiciones, servicio amable, gran piscina, habitación confortable. Descansamos un rato pues habíamos pasado toda la noche entre el aeropuerto y el vuelo. Hacia la hora del almuerzo decidimos salir a caminar hacia el centro. Como conociendo un poco, como buscando donde almorzar.


La sensación fue la misma. Una ciudad que parecía en estado de guerra. Todo cerrado, todo protegido con plástico o cartón. No entendíamos nada. Al salir de Lima no había leído noticias sobre un conflicto social en Bolivia. Igual, casi nadie en las calles. Finalmente encontramos un supermercado medio abierto, compramos agua, jugos, gaseosas, algunos snacks y encontramos respuesta a nuestra inquietud: era martes de carnaval, todos bailaban y pintaban paredes, por eso la protección de los locales.

Ya sabiendo que la situación era “normal”, seguimos caminando hacia el centro, el que se encontraba cercado para evitar que los carnavaleros entren y lo pinten sin respeto. Más antiguo y clásico que la ciudad moderna que habíamos visto, pero muy bonito. Mención aparte para la Catedral Metropolitana, realmente hermosa. La Plaza Principal 24 de setiembre también muy bella y llena de palomas, lo que les encantó a mis hijos.


El clima, perfecto. Cálido, pero no sofocante. La ciudad es atractiva, no como destino turístico fundamental, pero si como un lugar para sentirse cómodo, disfrutar de la piscina del hotel e involucrarse un poco en la vida de la ciudad. De hecho, el Hotel Cortez fue perfecto. Luego, al retornar de Cochabamba, nos hospedamos en Hotel Libertador Simón Bolívar, mucho más modesto, pero suficiente, pues ya sólo estábamos de paso.

Comimos muy bien en Santa Cruz. Recuerdo La Casa del Camba, un restaurante tradicional a pocas cuadras de nuestro primer hotel. Comida típica sabrosa, a buen precio, en un local amplio y agradable. En algún lugar del centro comimos en un Rodizio brasilero, sencillo y económico, pero delicioso también. Visitamos buenos cafés y tomamos algunas cervezas en uno de sus pubs del centro de la ciudad. Que realmente nos resultó notablemente bueno. Notable el Ventura Mall, sorprendente pues está a la altura de los mejores que conozco, no es que me encanten los malls, pero siempre dan un reposo, la oportunidad de comer y comprar algo. Su entorno lleno de restaurantes elegantes lo hace aún más interesante.


En general, si bien claramente Santa Cruz no es un destino turístico, si es una hermosa ciudad, donde se puede pasar unos días muy agradables. Supongo volveré, como parte de una travesía que involucre algunos otros destinos.


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