Estudie la universidad en Piura, ello me hace guardar un excelente recuerdo de la ciudad. La vida de universitario suele tener muchos ajustes presupuestales, pero igual comí rico. La gastronomía piurana es muy buena y hay múltiples oportunidades de comer sabroso y barato.
De aquellos
lejanos años, recuerdo con mucho cariño “los
agachados” en la Av. Pachitea, casi en la esquina con la Country, donde
comía un delicioso arroz con frejoles y cabrito por unos dos soles (de aquellos
años), quizás ahora unos 7 a 10 soles. Pero mi mayor placer era el ceviche en
el mercado Sánchez Cerro. Junto a la sección de carnes, en un pequeño local de
dos pisos en una esquina, si mal no recuerdo llamado “Las Delicias”. Me hice un cliente habitual y me vendían un delicioso
ceviche por tres soles (costaba diez) pero siendo universitario y “amigo” de la
casa, tenía una tarifa especial. Al menos una vez por semana caía por allí.
Ya viejo,
muchos años después volví una tarde. El anciano propietario, que estaba
cerrando el local me reconoció, y a pesar de tener casi todo guardado, me
atendió. Disfruté ese ceviche casi hasta las lágrimas. También en ese mismo
mercado, pero en otra sección, en mis épocas de mayores penurias almorzaba el
“siete colores”, con base en un arroz chaufa, rodeado de 4 potajes (ají de
gallina, ceviche de caballa, papa a la huancaína, cualquier cosa del día) todo
por un sol. El ahorro de 4 días almorzando allí me permitía comer el ceviche un
día y el arroz con cabrito otro día usualmente sábado, antes de partir a
Chiclayo, luego del almuerzo
Muchos años
han pasado desde entonces. He vuelto algunas veces a Piura, casi siempre por
trabajo. He disfrutado su fina gastronomía, ya con otra perspectiva. Si bien hay
muchos nuevos locales, hay algunos tradicionales que son imprescindibles.
El Chalán, un clásico en la ciudad. Por más
de 50 años la mejor fuente de soda de Piura. Se puede ir sólo a disfrutar sus
espectaculares cremoladas, pero toda su oferta es súper buena. Con varios
locales en la ciudad, el principal, sobre la Plaza de Armas, está siempre
lleno, pero la alta rotación hace que los tiempos de espera sean muy cortos.
La Tomasita, sobre la misma calle que el Chalán
de la Plaza de Armas, la calle Tacna, pero unas tres cuadras hacia la Av. Bolognesi.
Un bastión de la comida tradicional piurana. El seco de chavelo es insuperable,
un placer de dioses. Si se acompaña de majarisco, realmente un orgasmo
gastronómico.
El Caracol Azul, la cevicheria tradicional de la
ciudad. Muy pocas veces pude ir siendo universitario, se encontraba
absolutamente fuera de mi presupuesto.
Ahora los precios relativamente más altos, pero bien que vale la pena.
Los pescados y mariscos son la especialidad de la casa y cualquier plato que se
pida es perfecto.
La Santitos, hasta la aparición de La Tomasita,
la mejor opción para comida tradicional piurana. Sigue siendo muy bueno,
excelente, pero quizás una pizca por debajo de La Tomasita, aunque todo es
cuestión de gustos.
Clandestino Resto Bar, Un bar de aquellos. Excelente
música, tragos perfectos, ambiente notable, atención amable. Realmente un lugar
increíble, perfecto para acabar un día de trabajo en un ambiente ideal para
relajarse y divertirse, sin estridencias ni chiquilladas.
Ahora hay
decenas de restaurantes en la ciudad, algunos notables, pero estos cinco son
los que considero mis favoritos.