domingo, 20 de diciembre de 2020

Columbus - Georgia

 En el límite con Alabama y a orillas del río Chattahoochee (que nombrecito) queda Columbus. Una bella y pequeña ciudad industrial de Georgia. Durante la última visita que hice a tan hermoso país se me ocurrió hacer un full day en Columbus, partiendo desde Tallahassee. El camino es de un infinito verdor, coquetos bosques, pequeños y bucólicos pueblos, plantaciones interminables.

Al escribir este post reviso el mapa para ordenar mis recuerdos y descubrí que tomé una ruta “equivocada”, no elegí la opción más corta entre Tallahassee y Columbus, sino una opción más larga. Igual, en perspectiva, valió absolutamente la pena. Los caminos fueron senderos que quisiera recorrer cada día de mi vida, manejando sin parar, cruzándome con trenes en la ruta y disfrutando la maquinaría agrícola dispersa en cada plantación.

La zona antigua de Columbus, de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX fluye junto al río. Hermosos edificios industriales, muchos de ellos ya adaptados como restaurantes y oficinas. La avenida Broadway es el corazón del centro histórico, y por ser sábado, el estacionamiento era gratuito sobre la misma y sin restricciones de tiempo. Había muchas personas de paseo en la zona, pero seguro en un ambiente ligero, distinto a un día de jornada laboral normal.

Caminar por Broadway, sus paralelas y transversales es una vuelta en el tiempo. Es retroceder al menos 80 años y sentirse en un lugar mucho mejor.

Las opciones para comer son infinitas. Por una cuestión de destino ingresamos al The Cannon Brew Pub, pura suerte. En todos los restaurantes sobre la avenida había lista de espera y en este, que nos pareció lindo, la lista de espera era corta y decidimos esperar. Copio mi comentario del Tripadvisor “El local es muy lindo. Gran servicio. Precios correctos. La comida muy rica toda, pero lo más sorprendente las papas fritas, probablemente las mejores que haya comido en mi vida. No pudimos acabar nuestros platos por lo enormes que eran, pero las papas las devoramos”. El precio muy bueno, incluso inferior a lo que hubiese gastado en Perú por una comida similar en un local equivalente.

Al igual que en tantos otros pueblos del sur de EEUU (y en general en todo EEUU), la comida fue excelente. Comimos en el restaurante puesto 13 del ranking de la ciudad y fue notable, ni imaginar el sabor de los 12 puestos anteriores.

Se puede caminar sobre el malecón en el río por muy buen rato. Incluso descender a su orilla y caminar por la misma. Muchas personas lo hacían. El contraste entre el paisaje urbano industrial y el río corriendo límpido junto a bellos edificios de ladrillo desnudo es simplemente precioso.


Como todo destino turístico, tiendas de souvenirs muy caras, al menos en la pequeña zona donde caminamos. Cosas lindas, incluso artesanales, pero precios muy por encima de lo que podíamos pagar. 

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