Después de dejar Pigeon Forge y Dollywood tuvimos un día de
ruta por muy interesantes carreteras de Tennessee y Carolina del Norte, hasta
llegar a Chattanooga, donde habíamos previsto pasar la noche. Nuestro primer
destino, donde sólo estuvimos unas horas, disfrutando su encantadora
arquitectura, fue Knoxville, que se encuentra a poco más de una hora de camino
desde Pigeon Forge. Luego (de pura casualidad) recorrimos la ruta Tail of the
Dragon, en camino hacia el pueblo de Robbinsville en Carolina del Norte. Al
final del día, luego de muchas horas en la carretera, ya muy tarde llegamos
extenuados a Chattanooga.
Knoxville |
Knoxville |
Knoxville |
Recorrimos el centro de la ciudad a pie, una muy agradable
caminata, con un clima cálido pero amable. Nuestro eje fue la calle S Gay St,
pero fuimos zizagueando, disfrutando de sus hermosos edificios, entre los que
destacó el Tennessee Theatre, que lamentablemente se encontraba cerrado.
Tuvimos la suerte de visitar una coqueta feria callejera en Market Square, una
bella calle peatonal, circundada de cafés, bares y restaurantes; además de
tiendas de artesanías y souvenirs. El ambiente en todo momento fue festivo, con
personas alegres disfrutando de un sábado con algo de calor, en un mágico día
de otoño.
Camino a Tail of the Dragon |
Como en todo viaje, el tiempo nos quedó corto. Por algún
motivo me había entercado en visitar Robbinsville y hacía allá partimos.
Saliendo de Knoxville nos perdimos en la infinita maraña de carreteras
vecinales que hay a su alrededor. Finalmente encontramos la ruta hacia
Robbinsville y como aún estábamos a hora, decidí seguir con el plan inicial.
Conforme nos íbamos acercando a Robbinsville nos fuimos
percatando que había decenas, cientos, de motociclistas manejando inmensas
motos Harley Davidson. No entendíamos el porqué de esa masiva afluencia. Circulábamos
por hermosos paisajes, entre montañas, bosques y lagos. Inicialmente supusimos
la belleza del entorno era la razón de tanto motociclista en las carreteras.
De pronto nos topamos con señales que decían que estábamos a
unas millas de la “Tail of the Dragon”. Sin ninguna planificación previa, el
destino nos llevó por esta apasionante ruta. Difícilmente encontraré las
palabras para describir lo fascinantes que son estas 11 millas de cimbreante ruta
boscosa. Un total de 318 curvas en un recorrido tan corto hacen que la
adrenalina fluya a mil por hora, aunque la velocidad del auto en ningún momento
supere las 30 millas. Tiras a la derecha e inmediatamente debes tirar a la
izquierda; y así interminablemente durante las 11 millas de recorrido.
Decir que iba fascinado, rodeado en todo momento por
fanáticos de Harley Davidson, quedaría corto. Llegué a sentirme un extra de
alguna película o simplemente un afortunado al que se le cumplió un sueño en la
forma más fortuita. Al terminar el recorrido todos estábamos apabullados por la
experiencia en el camino y seguimos la ruta hasta Robbinsville, sin tanta
curva, pero rodeados de un paisaje de increíble belleza.
El destino fue fatal. Robbinsville es un pueblo muy pequeño,
sin ningún interés en sí. No recuerdo el por qué se me ocurrió visitarlo. Lo
cierto es que mi capricho me permitió conocer y recorrer el Tail of the Dragon
y con ello estaban pagadas todas las horas de manejo. Lo único que hicimos
fueron algunas compras en Dollar General, que por ser un pueblo tan pequeño y
(aparentemente) pobre, tenía precios increíblemente económicos.
Dollar General Robbinsville |
Al salir de Robbinsville seguimos por otro camino hacia
Chattanooga. Al igual que la Tail of the Dragon la otra carretera también se
encontraba dentro del Nantahala National Forest. Empezamos a sentir mucho frío
pues la zona tenía una cierta altura y ya empezaba la noche. Decir que los
paisajes son hermosos quedaría corto. Tras al menos un par de horas recorriendo
una zona de laderas boscosas y pequeños pueblos, bajamos a la zona plana, donde
tomamos la carretera 411, ya de noche. Seguimos por ella y luego entramos a la
autopista 75 que nos llevó directamente hasta Chattanooga, donde por cierto nos
volvimos a perder mientras buscábamos el hotel, al que llegamos ya avanzada la
noche y directo a la cama.
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