sábado, 18 de abril de 2020

Knoxville y la Tail of the Dragon

Después de dejar Pigeon Forge y Dollywood tuvimos un día de ruta por muy interesantes carreteras de Tennessee y Carolina del Norte, hasta llegar a Chattanooga, donde habíamos previsto pasar la noche. Nuestro primer destino, donde sólo estuvimos unas horas, disfrutando su encantadora arquitectura, fue Knoxville, que se encuentra a poco más de una hora de camino desde Pigeon Forge. Luego (de pura casualidad) recorrimos la ruta Tail of the Dragon, en camino hacia el pueblo de Robbinsville en Carolina del Norte. Al final del día, luego de muchas horas en la carretera, ya muy tarde llegamos extenuados a Chattanooga.

Knoxville
Knoxville
 Knoxville me resultó una ciudad encantadora, el Down Town y el Old City son preciosos. Como era un sábado, no había tráfico y nos fue sencillo encontrar donde estacionarnos (sin costo). Caminamos un poco y nos detuvimos a almorzar en uno de los muchos restaurantes interesantes que había en el camino. Tuvimos mucha suerte pues la comida en el lugar que escogimos estuvo deliciosa. Los precios quizás altos, pero valió la pena, por el sabor y la experiencia en general.

Knoxville
Recorrimos el centro de la ciudad a pie, una muy agradable caminata, con un clima cálido pero amable. Nuestro eje fue la calle S Gay St, pero fuimos zizagueando, disfrutando de sus hermosos edificios, entre los que destacó el Tennessee Theatre, que lamentablemente se encontraba cerrado. Tuvimos la suerte de visitar una coqueta feria callejera en Market Square, una bella calle peatonal, circundada de cafés, bares y restaurantes; además de tiendas de artesanías y souvenirs. El ambiente en todo momento fue festivo, con personas alegres disfrutando de un sábado con algo de calor, en un mágico día de otoño.

Camino a Tail of the Dragon
Como en todo viaje, el tiempo nos quedó corto. Por algún motivo me había entercado en visitar Robbinsville y hacía allá partimos. Saliendo de Knoxville nos perdimos en la infinita maraña de carreteras vecinales que hay a su alrededor. Finalmente encontramos la ruta hacia Robbinsville y como aún estábamos a hora, decidí seguir con el plan inicial.


Conforme nos íbamos acercando a Robbinsville nos fuimos percatando que había decenas, cientos, de motociclistas manejando inmensas motos Harley Davidson. No entendíamos el porqué de esa masiva afluencia. Circulábamos por hermosos paisajes, entre montañas, bosques y lagos. Inicialmente supusimos la belleza del entorno era la razón de tanto motociclista en las carreteras.


De pronto nos topamos con señales que decían que estábamos a unas millas de la “Tail of the Dragon”. Sin ninguna planificación previa, el destino nos llevó por esta apasionante ruta. Difícilmente encontraré las palabras para describir lo fascinantes que son estas 11 millas de cimbreante ruta boscosa. Un total de 318 curvas en un recorrido tan corto hacen que la adrenalina fluya a mil por hora, aunque la velocidad del auto en ningún momento supere las 30 millas. Tiras a la derecha e inmediatamente debes tirar a la izquierda; y así interminablemente durante las 11 millas de recorrido.


Decir que iba fascinado, rodeado en todo momento por fanáticos de Harley Davidson, quedaría corto. Llegué a sentirme un extra de alguna película o simplemente un afortunado al que se le cumplió un sueño en la forma más fortuita. Al terminar el recorrido todos estábamos apabullados por la experiencia en el camino y seguimos la ruta hasta Robbinsville, sin tanta curva, pero rodeados de un paisaje de increíble belleza.


El destino fue fatal. Robbinsville es un pueblo muy pequeño, sin ningún interés en sí. No recuerdo el por qué se me ocurrió visitarlo. Lo cierto es que mi capricho me permitió conocer y recorrer el Tail of the Dragon y con ello estaban pagadas todas las horas de manejo. Lo único que hicimos fueron algunas compras en Dollar General, que por ser un pueblo tan pequeño y (aparentemente) pobre, tenía precios increíblemente económicos.

Dollar General Robbinsville
Al salir de Robbinsville seguimos por otro camino hacia Chattanooga. Al igual que la Tail of the Dragon la otra carretera también se encontraba dentro del Nantahala National Forest. Empezamos a sentir mucho frío pues la zona tenía una cierta altura y ya empezaba la noche. Decir que los paisajes son hermosos quedaría corto. Tras al menos un par de horas recorriendo una zona de laderas boscosas y pequeños pueblos, bajamos a la zona plana, donde tomamos la carretera 411, ya de noche. Seguimos por ella y luego entramos a la autopista 75 que nos llevó directamente hasta Chattanooga, donde por cierto nos volvimos a perder mientras buscábamos el hotel, al que llegamos ya avanzada la noche y directo a la cama.


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